La ansiedad es un trastorno que sufren o sufrirán millones de personas en el mundo. Está relacionada con el estrés crónico producido por estímulos y/o situaciones que nos parecen amenazantes. Algunos factores de riesgo son sufrir un trauma en la infancia, el estrés debido a una enfermedad, la acumulación de estrés, la personalidad, otros trastornos mentales, tener antecedentes familiares, las drogas o el alcohol.
Los síntomas más comunes son: sensación de nerviosismo, agitación o tensión, sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe, aumento del ritmo cardíaco, respiración acelerada (hiperventilación), sudoración, temblores y sensación de debilidad o cansancio, problemas para conciliar el sueño, problemas gastrointestinales. Los síntomas pueden empezar en la infancia o la adolescencia y continuar hasta la edad adulta.
Suelen clasificarse como trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad social (fobia social), fobias específicas, trastorno de ansiedad por separación y trastorno de ansiedad inducido por abuso de sustancias.
Dicho estrés afecta a nuestro sistema nervioso a nivel físico y psicológico, en concreto, a nuestro cerebro, el cual segrega en exceso determinadas hormonas como el cortisol que a la larga nos dañarán. Este desajuste origina la bajada de la capacidad de relación social, la memoria, el aprendizaje, la atención, la motivación y la empatía. Nuestra toma de decisiones diarias también se ve afectada, dejándonos llevar por la impulsividad.
Una de las herramientas para tratar la ansiedad es la música, la cual te envuelve con su magia, con sus ondas de ritmo y su lírica, te transporta a un estado de serenidad, de concentración, de euforia… Los fármacos y la psicoterapia (hablar de nuestros miedos), la meditación, dormir, no beber ni drogarse, la relajación mediante la respiración, hacer ejercicio, leer, estudiar, aromaterapia, arteterapia, etc.
Si te está pasando busca ayuda que como dice un proverbio tántrico: “cuando uno cae al suelo, es con ayuda del suelo como se levanta”.