Antes de existir la palabra, los humanos nos comunicábamos así. Es un tipo de comunicación no verbal que refleja nuestras emociones de un modo consciente, pero, a veces, inconsciente. A no ser que seas un experto, tu cuerpo no miente por lo que expresa todo lo que sientes.
Durante los años 60, el psicólogo e investigador Albert Mehrabian determinó que cerca del 93% de lo que transmitimos en una conversación es comunicación no verbal. La transmitimos a través de 7 canales principales:
-expresión facial: ojos, boca y facciones del rostro.
-postura: demuestra tu estado emocional.
-gestualidad: calma, bienvenida, etc.
-apariencia: nos ayuda a formar una impresión sobre otra persona.
–proxemia: la distancia entre individuos es íntima (-45 cms), personal (entre 45 cms y 120 cms), social (+120 cms) y pública (+360 cms).
–paralenguaje: volumen, tono o velocidad de nuestra voz.
-háptica: ciencia del tacto.
Por tanto, tiene una gran influencia en todas nuestras relaciones personales y mucho más en las relaciones sociales. A la hora de socializarnos correctamente, es imprescindible dominar este tipo de lenguaje. También es importante el lenguaje verbal y que exista una buena sincronía entre ambos.
Como especie compartimos expresiones universales en el caso de la felicidad, el asco, la ira, la tristeza, el miedo, la sorpresa y la indiferencia. Si eres un buen observador, puedes saber si te mienten a través de la simple observación de gestos. Por ejemplo, una sonrisa verdadera es aquella en la que te salen arrugas en las zonas cercanas a los ojos. Fíjate la próxima vez que alguien te sonría. Un gesto puede resultar más revelador que mil palabras.
Para concluir, destacar la importancia que tu postura tiene sobre tu conducta, la condiciona. Haz la prueba: cuando estés enfadado, frustrado o triste; sonríe. Todo cambia de un modo positivo.