REDES SOCIALES

    Han sido una gran revolución social y son una gran herramienta para comunicarnos, aprender, mantenernos conectados con el mundo… El porcentaje de población que consume Internet va en aumento. Casi todos tenemos móvil, tablet y ordenador en casa. A diario visualizamos vídeos de Tik Tok e Instagram en los que se cuentan verdades y mentiras. Muchos bulos y demasiada desinformación. Además, existe mucho contenido sexualizado. Cabe recordar que no todo lo que ves en las redes es real. Paralelamente, en los medios de comunicación tradicionales como la prensa también pasa. Un claro ejemplo lo vimos en el atentado de Atocha y más recientemente con la Dana.

   Tener un pensamiento crítico y una mente abierta nos ayuda a “filtrar”. Te tachan de bicho raro si apagas el móvil un rato o no contestas a un Whatsapp. Sin embargo, si lo haces mejorará tu salud mental y física ya que está demostrado que pasar el día conectado conlleva mayor riesgo de tener insomnio, ansiedad, depresión, baja autoestima e incluso ideas suicidas.

  Se crea una necesidad de estar siempre conectado y dispuesto provocando una grave adicción. Se conoce como fenónemo FOMO (fear of missing out) o miedo a estar ausente. Todo esto conlleva a un abandono de otras facetas de la vida cotidiana como son los estudios o el trabajo. Los conflictos con nuestra pareja y familiares también están presentes. Los más vulnerables son los niños y los adolescentes por lo que la supervisión y educación de un adulto (escuela, casa, psicólogos) para su manejo es imprescindible.

   Mi consejo como profesional de la salud es que limites tu consumo de Internet a un par de horas al día como máximo, que no busques la validación con un like o corazón, que no creas todo lo que ves y que busques amigos en el mundo exterior, en un mundo sin pantallas.

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