La risa es contagiosa. Para mi, como terapeuta, es mágica y me aporta mucho durante la terapia. Es un modo de expresarnos, de comunicarnos. Hay muchos tipos de risa como la nerviosa, la pícara, etc. Algunos autores hablan de unos 180 tipos diferentes. Puede que te sorprenda saber que algunos animales también ríen como las ratas, los chimpancés y los perros pero de un modo algo distinto.

           Lo cierto es que no todos nos reímos de las mismas cosas. Habitualmente se produce la risa en situaciones sorpresivas y/o absurdas.

           La risa es salud para ti y para todos los que te rodean. Deberíamos reír todos los días incluso en los días más tristes. Existen diferentes ejercicios de atención plena para practicar la sonrisa y la risa. Te animo a practicarlos. Acompáñame en uno de mis talleres de Risoterapia. Te espero.

           Nuestro cerebro puede reírse sin que nuestro cuerpo lo exprese. Gracias a la risa el cerebro se reinicia, poniéndose en marcha las denominadas hormonas de la “felicidad”: dopamina y adrenalina. También se beneficia el sistema inmune, el sistema cardiovascular y el sistema respiratorio. Se ponen en marcha hasta 400 músculos.

           Paralelamente, los efectos psicológicos son muy positivos como elevar el estado de ánimo, prevenir la depresión, reducir el estrés, aliviar el dolor, acabar con el aburrimiento, con el miedo… Además, es un ejercicio aeróbico que consume alrededor de 40 a 170 calorías por hora.

          Nos ayuda en nuestras relaciones personales y sociales ya que, a través de la risa, transmitimos confianza y evitamos el conflicto. Así se crean lazos emocionales con otros. Numerosos estudios afirman que las parejas que se ríen juntas permanecen más años juntas. En conclusión, tener sentido del humor nos ayuda a vivir más y mejor.

“Un día sin reír es un día perdido”. Charles Chaplin.

 

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