Por desgracia, el consumo de alguna sustancia ya sea legal (alcohol, analgésicos y tabaco) o ilegal es bastante común y frecuente en nuestra sociedad. Todos los días aparece alguna redada y/o accidente de tráfico relacionado con las drogas en las noticias. Son de muy fácil acceso y consumo. En España, las más consumidas son el cannabis y la cocaína. Paralelamente, la cifra de consumo en todo el mundo va creciendo desde la última década. Dicho consumo está “bien visto”. Un claro ejemplo lo encontramos en los anuncios publicitarios de la televisión, de la radio y en el resto de redes sociales. Consumir drogas es una forma rápida de escapar de los problemas. Un modo de evadirse de la tensión, del estrés, de la ansiedad de nuestro día a día. También se consume “por molar más”, por la presión de grupo. Sin embargo, son muy adictivas. Más de lo que crees. Por eso la mejor prevención es no probarlas.

    Ahora hablemos de los efectos secundarios a largo plazo que son diversos y muy dañinos: insomnio, anorexia, conducta violenta, psicosis, confusión, pérdida de memoria, disminución de la libido, alucinaciones auditivas y visuales, daños cerebrovasculares; y si se consume por inyección produce flebitis o abscesos cutáneos, así como la posibilidad de contagio de enfermedades infecciosas como el SIDA, la hepatitis B y C, el tétanos y otras. Además, las personas que sean adictas tienen más probabilidad de cometer suicidio y/o de sufrir accidentes.

      En conclusión, las drogas producen grandes cambios en nuestro cuerpo y en nuestra psique, afectando así a nuestras relaciones en todos los ámbitos de la vida. Seguro que conoces, de manera directa o indirecta, a alguien que es adicto. Si ese es el caso, ofrecete a ayudarle. Hazlo. Buscad apoyo en su núcleo familiar y social; y en asociaciones contra las drogas.

 

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